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Cárcava

La hendidura es el puente

Las cárcavas son los socavones que inadvertidamente aparecen en el suelo debido a la acción de las aguas de lluvia.

Son las grietas que van hollando la tierra y nos advierten de la fragilidad de lo que antes creíamos sólido y permanente.

Enormes hoyos que se tragan avenidas, casas, autos, animales y personas... La realidad toda.

La cárcava es el signo de la incertidumbre.

Es, quizás, la misma conciencia de lo efímero y de lo cambiante que sintió Nezahualcóyotl, el príncipe poeta náhuatl, cuando cantó, como previendo el apocalipsis que algunos años después vendría en embarcaciones desde lejanos horizontes:

 

“Yo Nezahualcóyotl lo pregunto:

¿Acaso deveras se vive con raíz en la tierra?

No para siempre en la tierra:

solo un poco aquí.

Aunque sea de jade se quiebra,

aunque sea de oro se rompe,

aunque sea de plumaje de quetzal se desgarra.

No para siempre en la tierra:

solo un poco aquí.

Como una pintura

nos iremos borrando.

Como una flor,

nos iremos secando

aquí sobre la tierra”.

 

Pero no toda cárcava conduce irremediablemente a la tragedia. Algunas hendiduras son ellas mismas puentes invisibles que invitan a continuar la actividad creadora y de reflexión, dentro o al otro extremo de sus bordes, siempre atentos al surgimiento de un nuevo socavón.

Tal vez así lo entendió Tales de Mileto, uno de los primeros filósofos de la historia, y de quien se dice cayó en una cárcava por estar pensando en pajaritos preñados de silogismos. Allí, desde la oscuridad del socavón, resguardado de las burlas, siguió por algún momento con su incomprendida tarea de tejer dudas y reflexiones.

Así como lo intuyeron Nezahualcóyotl y Tales, de la misma manera seremos habitantes de este socavón.

Así como las palabras van horadando el silencio, de la misma forma asumimos el silencioso trabajo de la cárcava.

Así como van haciendo fisuras en el olvido para que la memoria respire y salga a la luz, en ese sentido entendemos nuestra condición de habitantes de la hendidura.

Sin embargo, no nos conformamos con ser callados inquilinos de esas grietas que nos asfixian y que nos entretienen con sombras proyectadas sobre sus endebles paredes de tierra.

Preferimos hacer a un lado el desaliento, la dejadez y el conformismo y apostar por la belleza y el pensamiento como instrumentos para pensar en otra realidad.

Así como lo intuyeron Nezahualcóyotl y Tales. 

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Carlos Yusti

Escritor, pintor.

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Diego Rojas Ajmad

Profesor, ensayista.

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Francisco Arévalo

Poeta, novelista.

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